Nació en Ginebra cuando ésta no se había integrado a Suiza y era independiente, el 28 de junio de 1712. Era hijo de Isaac Rousseau (Ginebra, 1672 – Nyon, 1747), relojero como su padre y su abuelo, y de Suzanne Bernard (Ginebra, 1673 – ibídem, 1712), que muere a sólo nueve días del nacimiento de Jean-Jacques y era hija del ministro calvinista Jacques Bernard. La familia Rousseau, de origen francés, se había exiliado a Ginebra en 1549 a causa de la persecución religiosa. Huérfano de madre, es criado por su familia paterna: a su tía y a su tío paterno Samuel Bernard, ingeniero militar, Jean-Jacques los tomará como si fueran sus segundos padres. Debido a una acusación infundada, en 1722 su padre se ve obligado a exiliarse de Ginebra y deja al joven Rousseau al cuidado de su tío Samuel Bernard, con quien tiene una infancia, una educación y unos comienzos que, aunque difíciles, él califica como la etapa más feliz de su vida. Para darle una buena educación, su tío lo mandó, junto con su propio hijo, de pupilo a casa de un pastor calvinista llamado Lambercier, en Bossey, al pie del Salève, al sur de Ginebra (1722–1724), y pasa dos años en casa del pastor. Al abandonar el pupilaje, su tío le consigue trabajo como aprendiz de relojero, y en 1725 con un maestro grabador.
Renunciar a la libertad es renunciar a la cualidad de hombres, a los derechos de humanidad e incluso a los deberes.
El contrato social
El carácter de Rousseau era muy inestable y tremendamente difícil. Infeliz, aquejado de manía persecutoria y fuertemente psicótico, a los dieciséis años, Rousseau huyó de su localidad natal: en sus memorias tratará de justificar esta fuga por las supuestas injusticias y dificultades de que era objeto, si bien tendía a exagerar todo perjuicio que se cometía en su contra. Tras peregrinar un tiempo, se estableció en Annecy, tutelado por Madame de Warens, dama ilustrada que le proporcionó una educación esmerada y ayudó en su afición por la música. Madame de Warens sería para él a la vez una madre y una amante. Tras una enfermedad grave, debió residir en Montpellier por un periodo de seis semanas para reponerse. A su regreso fue preceptor en Lyon e hizo contacto con Fontenelle, Diderot y Marivaux. Pasó más tarde a ser periodista, profesión en la que ejercerá diferentes oficios relacionados con las letras y la música. Recorre muchos kilómetros a pie por la zona de los Alpes, con lo que forja su carácter de «paseante solitario».
Su vida se estabiliza un poco en 1745 cuando llega por segunda vez a París. Se hace amante de Thérèse Levasseur y entra en contacto con otros ilustrados como D'Alembert, Voltaire, Rameau, Diderot... Es a partir de este período cuando se inicia la producción escrita de Rousseau que lo ha hecho ocupar un importante lugar en la tradición ilustrada europea. Su fama se establece cuando la Academia Francesa, en 1750, plantea en un concurso la siguiente cuestión abierta: ¿Contribuyen las artes y las ciencias a corromper al individuo?. Intelectuales de toda Francia se dedican a escribir sus respuestas y el ganador es Rousseau, quien, aun sin manejarse bien en los conceptos que luego desarrollaría, responde categóricamente que sí, que las artes y las ciencias son una señal de la decadencia de la cultura que las crea, al surgir de la disolución del estado natural del hombre en la Naturaleza. A partir de este trabajo se haría famoso. Se le abren las puertas de todos los salones de París, abandona a su mujer... En 1752 inicia la Querelle des Buffons, atacando a Rameau y a la música francesa, siendo apoyado por los enciclopedistas y por Frédéric-Melchior Grimm, que por aquel entonces era íntimo amigo suyo. Su carácter y sus opiniones, por otro lado, lo distancian de la mayoría de sus conocidos. A raíz de la aventura amorosa de Grimm con Madame d'Épinay, antigua amante suya que le había construido la casita campestre del Hermitage, Rousseau se siente traicionado y atacado, y rompe con todo el mundo.
Retrato de Jean-Jacques Rousseau, por Allan Ramsay, en el año 1766, Galería Nacional de Escocia.
La publicación del Emilio, o De la educación y de El contrato social lo hacen tremendamente impopular, hasta el punto de que le destierran de Francia; marcha a Suiza, donde es acogido como protegido de Lord Keith, pero su casa en Môtiers es apedreada por una turba furiosa en 1765. Su amigo David Hume se lo lleva a él y a su amante Thérèse a Inglaterra, donde entre 1765 y 1767 viven retirados en el campo, marginados por la sociedad inglesa, que ve en Rousseau a una suerte de paria, loco, malo y peligroso, que además vive en pecado con Levasseur. En 1767, bajo un nombre falso, vuelve a Francia, donde se casa con Thérèse en 1768. En 1770 se le permite regresar oficialmente, a condición de que no vuelva a publicar nada más. Escribe sus memorias, las Confesiones, y se dedica a vivir de sus patrones y de las lecturas públicas que hace de ellas, hasta que en 1772 Mme d'Epinay, escandalizada por lo abiertamente que relata Rousseau su relación con ella, pide a la policía que prohíban tales lecturas. Furibundo, la salud mental de Rousseau se resquebraja definitivamente, y se aleja de todo el mundo, aunque sigue escribiendo: aunque célebre, su salud mental, que le hace ver enemigos e inquina en todas partes, le impide disfrutar de la fama. Se retira de París y se traslada a Ermenonville, donde fallece después de un paro cardíaco en su casa en 1778.
Renunciar a la libertad es renunciar a la cualidad de hombres, a los derechos de humanidad e incluso a los deberes.
El contrato social
El carácter de Rousseau era muy inestable y tremendamente difícil. Infeliz, aquejado de manía persecutoria y fuertemente psicótico, a los dieciséis años, Rousseau huyó de su localidad natal: en sus memorias tratará de justificar esta fuga por las supuestas injusticias y dificultades de que era objeto, si bien tendía a exagerar todo perjuicio que se cometía en su contra. Tras peregrinar un tiempo, se estableció en Annecy, tutelado por Madame de Warens, dama ilustrada que le proporcionó una educación esmerada y ayudó en su afición por la música. Madame de Warens sería para él a la vez una madre y una amante. Tras una enfermedad grave, debió residir en Montpellier por un periodo de seis semanas para reponerse. A su regreso fue preceptor en Lyon e hizo contacto con Fontenelle, Diderot y Marivaux. Pasó más tarde a ser periodista, profesión en la que ejercerá diferentes oficios relacionados con las letras y la música. Recorre muchos kilómetros a pie por la zona de los Alpes, con lo que forja su carácter de «paseante solitario».
Su vida se estabiliza un poco en 1745 cuando llega por segunda vez a París. Se hace amante de Thérèse Levasseur y entra en contacto con otros ilustrados como D'Alembert, Voltaire, Rameau, Diderot... Es a partir de este período cuando se inicia la producción escrita de Rousseau que lo ha hecho ocupar un importante lugar en la tradición ilustrada europea. Su fama se establece cuando la Academia Francesa, en 1750, plantea en un concurso la siguiente cuestión abierta: ¿Contribuyen las artes y las ciencias a corromper al individuo?. Intelectuales de toda Francia se dedican a escribir sus respuestas y el ganador es Rousseau, quien, aun sin manejarse bien en los conceptos que luego desarrollaría, responde categóricamente que sí, que las artes y las ciencias son una señal de la decadencia de la cultura que las crea, al surgir de la disolución del estado natural del hombre en la Naturaleza. A partir de este trabajo se haría famoso. Se le abren las puertas de todos los salones de París, abandona a su mujer... En 1752 inicia la Querelle des Buffons, atacando a Rameau y a la música francesa, siendo apoyado por los enciclopedistas y por Frédéric-Melchior Grimm, que por aquel entonces era íntimo amigo suyo. Su carácter y sus opiniones, por otro lado, lo distancian de la mayoría de sus conocidos. A raíz de la aventura amorosa de Grimm con Madame d'Épinay, antigua amante suya que le había construido la casita campestre del Hermitage, Rousseau se siente traicionado y atacado, y rompe con todo el mundo.
Retrato de Jean-Jacques Rousseau, por Allan Ramsay, en el año 1766, Galería Nacional de Escocia.
La publicación del Emilio, o De la educación y de El contrato social lo hacen tremendamente impopular, hasta el punto de que le destierran de Francia; marcha a Suiza, donde es acogido como protegido de Lord Keith, pero su casa en Môtiers es apedreada por una turba furiosa en 1765. Su amigo David Hume se lo lleva a él y a su amante Thérèse a Inglaterra, donde entre 1765 y 1767 viven retirados en el campo, marginados por la sociedad inglesa, que ve en Rousseau a una suerte de paria, loco, malo y peligroso, que además vive en pecado con Levasseur. En 1767, bajo un nombre falso, vuelve a Francia, donde se casa con Thérèse en 1768. En 1770 se le permite regresar oficialmente, a condición de que no vuelva a publicar nada más. Escribe sus memorias, las Confesiones, y se dedica a vivir de sus patrones y de las lecturas públicas que hace de ellas, hasta que en 1772 Mme d'Epinay, escandalizada por lo abiertamente que relata Rousseau su relación con ella, pide a la policía que prohíban tales lecturas. Furibundo, la salud mental de Rousseau se resquebraja definitivamente, y se aleja de todo el mundo, aunque sigue escribiendo: aunque célebre, su salud mental, que le hace ver enemigos e inquina en todas partes, le impide disfrutar de la fama. Se retira de París y se traslada a Ermenonville, donde fallece después de un paro cardíaco en su casa en 1778.
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